3 consejos para liberar el Enojo

Una vez que dejé de consumir sustancias para adormecer mis emociones, me di cuenta que no nada más me estaba recuperando de adicción a las drogas, si no también al enojo.

El enojo es una emoción compleja que todos hemos sentido alguna vez (o muchas veces) en nuestra vida. Por eso cuando alguien me dice: “yo nunca me enojo”, pienso: o esta persona esconde el enojo detrás de otra emoción y por eso piensa que nunca se enoja, o no está diciendo la verdad (a menos que sea una persona completamente iluminada).

Para mi acudir al enojo es algo muy familiar, es como si fuera mi respuesta automática cuando algo no me gusta, o cuando siento decepción, o cuando me siento abandonada. A veces lo siento como si mi cerebro se apagara y la luz de la cavernícola en mi se encendiera. Y la verdad es que algo así sucede.

Cuando experimentamos enojo, o ira, lo que sucede es que la corteza prefrontal de nuestro cerebro digamos que se pone offline. No está. Se fue. Bye bye. Llamémosle a esta parte del cerebro nuestro CEO o director ejecutivo. Entonces el CEO es reemplazado por el sistema límbico, el cual lo podemos identificar como la parte emocional del cerebro. Llamémosle nuestros instintos.

Cuando nuestros instintos llevan el mando, como la rabia y el enojo, actuamos de manera irracional y podemos herir a otros, definitivamente a nosotros mismos también.

Así que lo queremos es traer de vuelta al CEO para que ponga orden en sala.

Ok, ya fue mucha ciencia. ¿Pero queda claro, no? Cuando entendemos esto podemos darnos cuenta de que el sentir enojo o ira no tiene nada que ver con ser “buenas o malas personas”, si no, con una reacción primitiva en nuestro cerebro que podemos cambiar o re-programar.

Como aprendí desde muy temprana edad a procesar emociones como la tristeza y el miedo a través del enojo, hoy en día soy más conciente de que necesito tener mis herramientas de recuperación muy cerquita de mi. En ocasiones me cuesta mucho trabajo el no explotar, o ser hiriente con mis palabras, o ser “agresiva-pasiva”, pero lo que sí he visto através de los años es que no importa cuántos tropezones tenga, lo que importa es que siga practicando y re-programando mi cerebro, aún y cuando (mejor dicho, especialmente cuando) lo que quiero es salir del cuarto y azotar la puerta, o tragarme el enojo y quedarme muda por horas.

El resultado: soy mucho más suave con mis palabras, mis pensamientos y mi energía. Mi capacidad para dialogar con mi pareja ha mejorado exponencialmente. Y algo muy importante, mi salud ha mejorado también, ya no más gastritis ni agruras. Mi estómago está mejor que nunca!

Así que hoy te quiero compartir 3 tips para procesar o canalizar el enojo:

1. Realiza la respiración de la caja. Es muy sencillo. Inhala en 4 tiempos. Sostén el aire gentilmente por 4 tiempos. Exhala en 4 tiempos. Sostén suavemente la exhalación por 4 tiempos (sin aire). Mientras realizas el ejercicio visualiza en tu mente los 4 lados de una caja. Cada paso del ejercicio simboliza un lado de la caja.

2. Sacúdelo. El enojo es un exceso de energía, y hay que sacarlo. Escoge una canción que te guste, cántala a todo pulmón y baila, mueve tu cuerpo, salta, suelta toda esa energía. Yo cuando lo hago, por lo general termino sonriendo. Sí funciona!

3. Platica con tu enojo. El enojo puede ser de gran ayuda, si así lo quieres ver. Cuando nos sentimos enojados es como si la luz de la batería del coche se encendiera. Nos está avisando que necesitamos llevar nuestra atención a algo que requiere de “reparación”. Si no tuviéramos esa luz, no sabríamos que algo anda mal. Así que en este caso, tal vez el enojo te está tratando de comunicar algo. Escríbelo: ¿qué me está tratando de decir mi enojo?

Espero te sea de ayuda. Me interesa saber de ti, cuéntame: ¿qué haces tú cuando te enojas? ¿Cuál es tu primer impulso: salir corriendo, ver televisión, comer, gritar?

Déjame mensaje por aquí o envíame un email. Me encantará leer tus respuestas.