Melissa Martinez
Creciendo después del trauma y adversidad
Actualizado: 7 ago 2019

Cuando entendí que parte de mi misión era la de compartir mi experiencia me sentí aterrada, puesto que no tenia idea por dónde empezar. Mi recuperación siempre ha sido cero ordinaria, cero convencional y cero lineal.
Cuando hablo de mi recuperación, lo más difícill para mi es ponerlo en tiempo cronológico, no tengo una fecha exacta de sobriedad (ya que ha sido en pasos, lo cual contaré después), no tengo claridad y memoria (aún) de muchos acontecimientos en mi vida, y porque en mi experiencia, el sanar de traumas emocionales, heridas generacionales y sistemas de creencias obsoletos no sucede en el tiempo tal cual lo conocemos.
Sucede en espiral, en caos, en idas y regresadas, en capas, en niveles, entre líneas.
Sin embargo, por ser el mes en el cual celebro el inicio de mi nueva vida, haré un esfuerzo extra por acomodar parte de mi vida en orden (ok, orden estilo Melissa).
Cuando todo se vino abajo
Poner en letras lo que estoy por escribir no es nada fácil para mi. Porque nunca lo he hecho público. Y aunque no me siento lista de contarlo con lujo de detalle, compartiré lo sucedido a grandes rasgos.
Navidad 2001. Abuso sexual.
Tardé meses en contárselo a mis padres, a mi familia, a mi misma. No entendía por qué había sucedido, o cómo había sucedido.
¿Fue mi culpa? ¿Si sucedió? ¿Por qué no lo pude evitar?
Estas son preguntas fantasmas que me persiguieron por mucho tiempo, hasta que entendí que parte de vivir una experiencia traumática es el pensar que fue mi culpa, que pude haberlo evitado, que tal vez no sucedió.
Pero la verdad de las cosas es que fue real. Tan real que todo mi mundo se vino abajo muy rápido después del evento.
Comencé a rebelarme en casa, a consumir alcohol y drogas, a mentir, a gritar, a querer estar sola, a querer no estar en ningún lugar.
Las herramientas espirituales no siempre funcionan
A pesar de que baso mi vida y mi trabajo en principios holísticos y espirituales, estoy completamente consciente de que en ocasiones (muchas) no basta con meditar, o con hacer yoga, o con tener pensamientos positivos.
A veces requerimos de ayuda profesional, de medicamentos, de hospitales, de terapias y de intervenciones.
Así que mi familia decidió intervenir después de ver cómo me estaba destruyendo rápidamente. Buscamos ayuda profesional y un hospital donde yo pudiera pasar un tiempo recuperándome y regresando a mi.
¿Fue suficiente? No.
Y si te explicara el por qué pienso y siento que las terapias con mi psiquiatra y el mes que estuve internada no fue suficiente, pasaría escribiendo días. Tal vez poco a poco lo haga.
Pero a grandes rasgos, las terapias y tratamiento no estaban completos, es decir, no trataron las distintas capas de mi ser. Por lo tanto considero que me ayudó mucho en ciertas capas, pero en otras no.
¿Fue necesario? Sí.
De lo contrario tal vez no estaría hoy aquí escribiéndote. Todo lo que hecho hasta el día de hoy para recuperarme ha sido necesario, y me ha servido de una u otra manera.
Los zapatos ni a la fuerza
Me tomó años aceptar que tenia un problema con las drogas y con los comportamientos auto destructivos.
Años de lastimarme. De lastimar a mi familia, a mis amigos. Años de vergüenza, de miedo, de cansancio, de peligro, de tristeza, y de mucha soledad.
Pero cuando me llegó el momento de Ver, Ver con “V” mayúscula, entendí por primera vez lo valioso de mi vida. Gracias a Dios y a la vida misma que no fue tarde. Porque en el mundo espiritual, nunca nada llega tarde.
2008. Cambio de piel. Dejo mi vida vieja para iniciar una nueva.

Me inscribo en la Universidad para estudiar psicología. Después de 4 meses hago una pausa en la Universidad para tomar mi primer entrenamiento de yoga.
Dejo la Universidad para dedicarme 100% al yoga (esa historia será para después).
Lo caótico de la recuperación de trauma emocional
Uno pensaría que así como los raspones, las heridas en la mente y en el corazón sanan al quitarse el “band-aid” o curita, pero no siempre es así.
Toma tiempo. Requiere de acciones correctas, inteligentes, repetitivas. Le llaman “post traumatic growth”. Estos son cambios psicológicos postivos que realizamos para optimizar y

elevar nuestro funcionamiento en el mundo después de la adversidad y/o estrés traumático.
No significa que ya nunca más te acuerdes del evento horrendo que sucedió en el pasado, o que ya no tengas pesadillas, o que se te dispare el estrés de vez en cuando debido a “x” razón.
Significa que ahora lo navegas de distinta manera. La herida, o el trauma, ya no maneja tu vida, ahora tú llevas las manos al volante.
2011. Me mudo a otro país. Todo se pone de cabeza y me sumerjo en un torbellino emocional.
¿Qué no he estado aquí antes? ¿Por qué siento tanto dolor y sufrimiento otra vez? Yo pensé que ya había sanado esto…
Estos son pensamientos normales en el proceso de sanación y recuperación. Porque no es lineal. No es como ir de la A a la B. Es un ir y “regresar”, solo que esta vez regresas con otra perspectiva, con otra fuerza, con otra intención.
Por meses sentí mucha vergüenza de haber caído de nuevo en la depresión, ansiedad, y en la energía de la adicción.
¿Cómo puede ser posible? Tú, la que te dices maestra de yoga, con años de sanación, yendo a retiros de silencio, bla, bla, bla, bla.
Puse a callar a esa voz gorrosa y tomé acción. Porque si algo he aprendido en estos años de recuperación es que es un día a la vez. Un momento a la vez. Una respiración a la vez.
Fuí a terapia con una profesional, seguí con mis prácticas espirituales, le pedí ayuda a mi esposo y me dediqué a caminar el proceso con gracia, con paciencia y con entusiasmo.
Sí, con entusiasmo. Porque al hacerlo así todo cambia. Es emocionante saber cómo no quiero vivir, porque así entiendo como sí quiero vivir. Es emocionante ver los obstáculos como desviaciones hacia donde mi corazón realmente quiere estar. Es emocionante decidir momento a momento ser la líder en mi vida. Sentirme segura en mi cuerpo, en mi corazón. Sentirme con la fuerza necesaria para hacer de mi vida la obra de arte más magistral que exista en este mundo. Es emocionante escribir esto el día de hoy, porque la vida es un misterio, y yo ya me decidí a jugar.
Sanar heridas profundas toma tiempo. Cada quien requiere de un proceso diferente. Lo que me sirve a mi, tal vez a ti no. Explora. Busca. Pide ayuda. Usa tu voz. Pide lo que necesitas. Acepta lo que necesitas. Solo de esta manera le darás entrada a la luz. Tal vez al principio duela. Tal vez a medio camino duela. Tal vez siga doliendo hoy. Pero es tu vida. La única que tienes. Moldéala, como si fuera de barro. Tú eliges. Ese poder y ese derecho ya es tuyo.
Si te interesa nevagar el tema de resiliencia conmigo a mayor profundidad te invito a mi próximo taller Bienestar Holístico. Dale click aquí para obtener mayor información.
Me encantaría escuchar de ti. ¿Cómo le has hecho tú para salir adelante en momentos de adversidad? Deja un mensaje aquí o envíame email.